La gripe es una infección viral que causa molestias como dolor de cabeza, cansancio, fiebre, cuerpo cortado, escalofríos que, incluso, hace que, en algunos días, realizar tus actividades normales se vuelva muy difícil, por lo que mientras pasa la enfermedad puede alterar tu rutina con aspectos como:
- Faltar al trabajo, lo que implica acumulación de pendientes, posponer reuniones o algún otro tipo de compromisos laborales y sociales. Quedarte en casa y guardar reposo, al menos 24 horas después de que desaparezca la fiebre, puede ayudarte a sentirte mejor para retomar tus labores.
- Manos resecas. Las bajas temperaturas de la temporada de frío, cuando es más frecuente la gripa, resecan la piel, aunado a que al lavarse las manos constantemente o con el uso de gel antibacterial la piel de las manos se vuelve acartonada. Carga siempre una crema hidratante.
- Rozaduras de nariz y labio superior. Uno de los síntomas más molestos de la gripe es la congestión nasal, pues suele durar más de 4 días. Lleva contigo pañuelos desechables suaves para limpiarte y cuida que la piel de tu nariz y la zona del labio superior no se resequen. Puedes aplicar crema para humectar esa área varias veces al día.
- Tos que no deja dormir. Además de sentirte mal porque tu cuerpo está luchando contra el virus, la tos también puede afectar tus horas de sueño para descansar por la noche y esto podría tener consecuencias con tu energía durante el día. Colocar un humidificador en la recámara y tomar agua puede ayudar con esto.
- Falta de energía. Además de que la gripe puede interferir con el sueño, también produce cansancio el cual puede durar hasta 7 días. Por eso, lo recomendable es guardar reposo, además, dormir las horas necesarias permite que el organismo recupere fuerzas, especialmente si se presenta fiebre.
- No poder comer bien. Tu dieta regular puede verse alterada, ya sea por el dolor de garganta que impide pasar bien los alimentos o por falta de apetito, debida a las molestias de la gripe, sin embargo, es importante que mantengas un buen aporte de nutrientes para fortalecer tu sistema inmune y poder recuperarte más rápido, así como una hidratación adecuada. Consume frutas y verduras, ya sea en jugos o sopas, pero no descuides tu alimentación.
La mayoría de estas molestias pueden mejorar con descanso y medicamentos que ayuden a calmar el dolor, así como a disminuir la duración de la enfermedad.
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Si presentas mayores complicaciones, consulta a tu médico.